Crítica: Quentin Tarantino

Escrito por Manuel   | jueves, febrero 23, 2012 |  0 comentarios

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Han pasado 20 años desde que Quentin Tarantino dirigiera Reservoir Dogs, una de las películas con las que empezó a crearse un nombre en Hollywood. Atrás quedan ya Pulp Fiction o Jackie Brown. Lo que Tarantino ha sabido siempre hacer mejor es crear grandes personajes y geniales diálogos, con tal maestría, que uno nunca podía aburrirse a pesar de su larga duración.


Pero lo que hasta "Jackie Brown" (1997) parecía ser un don empezó, en mi opinión, a convertirse en una lacra a partir de Kill Bill Vol. 1. La cual, a pesar de ser una película entretenida, se hacía un poco pesada debido a la duración de algunas escenas. Con Kill Bill Vol. 2, aunque me parece mejor que la primera parte, esto era aún más evidente.

Kill Bill Vol. 1

En 2007, con Death Proof, el director nos deleita con una primera parte de una media hora de duración, en la que sus protagonistas hablan y hablan hasta aburrir. Para después convertirse en una película de suspense en la que un hombre ejecuta a mujeres con un noche. ¿Qué pretendía con esa primera media hora? En sus películas anteriores no necesitaba tanto dialogo innecesario para que sintiéramos empatía por un personaje. La película formaba parte de un doble-homenaje a películas antiguas, siendo el otro de Robert Rodriguez. Se le dio mucha más publicidad a la de Tarantino, cuando es la otra (dentro de lo sencilla que era) la que contiene el verdadero espectáculo.
2009, se estrena Malditos Bastardos. Dos horas y media de metraje dividido en cuatro capítulos, de unos 20 a 40 minutos cada uno. Pese a que hay algunos momentos en los que es bastante divertida (todos en los que aparece Brad Pitt y su grupo), la película se alarga en demasía. Los personajes hablan con lentitud y entre frases de unos y réplicas de los otros, hay tanto silencio que muchas veces acabas por perder la atención. Además, los tres primeros capítulos mantienen el mismo esquema que el primero, lo que hace que sepas nada más comenzar, como acabarán estos. Christoph Waltz, que interpreta a un Coronel alemán que se encarga de buscar judíos, aunque clava el papel, acaba por volverse repelente. Se pasa una hora en pantalla haciendo lo mismo una y otra vez. Lo que vuelve a salvar a Tarantino, una vez más después de las dos Kill Bill, son los actores.

Malditos Bastardos

O ha perdido las ganas de hacer cine o está cegado por el éxito que le brindaron algunas de sus primeras películas. Las productoras deberían pedir a ciertos directores muy acomodados en Hollywood (como Steven Spielberg) que recorten sus películas por lo menos media hora. Y que conste que no soy adorador se esas películas de acción actuales en las que cada plano no dura más que dos segundos y sales mareado del cine.


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