Una de las cosas en las que siempre han acertado los responsables de Misión Imposible es en dar un estilo diferente a cada una de las películas y, con esta cuarta entrega, ha sido de lleno. Esto es debido, en gran parte, a la dirección de
Brad Bird quien, en su primer largometraje de celuloide, ha conseguido impregnar de ese estilo que hiciera grande a su "
Los Increíbles". Gracias a la fotografía, a las escenas de infiltración, en las que ahora todos los agentes del equipo de
Cruise tienen mayor relevancia que antes, y al magnífico dominio de Bird con la cámara (sería difícil decantarse por una escena en concreto, pero me ha encantado el momento en que Hunt va a colgarse del edificio de Dubai y Bird lo acompaña y nos muestra el magnífico paisaje y altura del edificio, todo en una sola toma) uno se está preguntando en todo momento: "¿de verdad esto es Misión Imposible?"
Todos sabemos que podríamos incluir esta franquicia en el saco de
espectáculo puro sin mayores pretensiones. No hay nada malo en ello, pero con
Protocolo Fantasma ha ascendido un peldaño
más. Ya sea porque intentaban reinventar la fórmula o porque pretendían homenajear las anteriores, el resultado es una mezcla del espionaje de
Misión 1 (véase los créditos iniciales) con algunas de las escenas de acción más elaboradas e impactantes vistas hasta ahora en ninguna película.
A pesar de esto, la película peca de tener bastante más humor que en la tercera parte. Hay momentos en los que engrandece una escena, pero hay otros muchos en los que parece estar fuera de lugar. Aquí creo que debemos culpar a su productor
J.J. Abrams dado que todo lo que toca intenta convertirlo en un producto más cercano a la audiencia joven (sólo hay que ver
Misión Imposible 3 o la última de
Star Trek para comprobarlo).
Simon Pegg, el informático del grupo, es el personaje que más humor aporta. Afortunadamente Pegg es tan bueno que consigue casi siempre que olvidemos que ese tipo de humor no encaja con esta franquicia. J.J. Abrams debería centrarse en lo que es bueno de verdad y que en Protocolo Fantasma se hace más patente que nunca: en el desarrollo de escenas. Siempre que haya que ir de
A a
B, nos hará pasar por
C. Hay una escena en la que el equipo tiene todo planeado para llegar hasta su objetivo y parece que nada les va a ir mal, que la escena va a ser previsible y que será como en todas las típicas películas de Hollywood, pero entonces empiezan a surgir complicaciones y nos muestra como el equipo tiene que ir improvisando, haciendo lo que pueda parecer en un principio aburrido y simple en algo elaborado e interesante. Y esto es lo bueno de Misión Imposible, tal y como dijo
Laurence Fishburne (que interpreta a uno de los jefes de Hunt en la 3): "sabemos que van a conseguirlo, pero no sabemos como van a hacerlo".
|
Por fin, trabajo en equipo en Protocolo Fantasma |
¿Misión cumplida? Desde luego. Creedme. Cruise sigue siendo la estrella, por supuesto, pero por fin Misión Imposible ofrece algo más que acción y lucimiento del actor. Brad Bird ha sido un gran acierto, el reparto de actores es perfecto y el ritmo no decae en ningún momento (cosa que si ocurría en las tres anteriores).
Ya que con mi
anterior entrada de Misión Imposible parece que se escucharon mis peticiones (¿cambiarían todo el metraje en el último momento XD?), aquí van algunas más para la quinta entrega:
1. Muy importante, que se mantenga el trabajo en equipo.
2. Menos humor
Y 3. El compositor de la tercera y cuarta entrega es
Michael Giachino, cuyo trabajo para algunos videojuegos y películas es increíble. Pero con Misión Imposible parece haberse estancado, a la franquicia le vendría bien algo más moderno (solo un poco más moderno) y alejarse de lo que hiciera
Danny Elfman para la primera parte. Si lo quieren mantener para la quinta, perfecto. Pero necesitan evolucionar en este aspecto.